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Frente a un futuro laboral cada vez más automatizado y tecnológico, lo que tiene más sentido es reforzar las competencias sociales que ayuden a adaptarse a los cambios que estarán por venir. Preparar así a la sociedad del mañana a ser resilientes y aprender constantemente de las vicisitudes.
En este contexto, la Unión Europea a través de las Recomendaciones del Consejo en 2018 estima ocho competencias básicas que son clave para el aprendizaje permanente:La resiliencia se define como la capacidad de recuperarse rápidamente de situaciones adversas, como una baja calificación, una pelea con un amigo, la pérdida de un ser querido o de un puesto de trabajo. Ser personas resilientes puede ayudar mucho a nuestra salud mental y también a alcanzar el éxito en ámbitos como el educativo o el laboral. Sin embargo, adquirir esta habilidad forma parte de un proceso, que según los expertos debe iniciarse y estimularse durante la infancia.